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USO DEL ERROR COMO OPORTUNIDAD DE APRENDIZAJE

Escrito por Isabel Loncomil | Jan 11, 2022 10:59:25 AM

Primero, vamos a mostrar distintos tipos de errores que los estudiantes pueden cometer. Luego, plantearemos para qué sirve el error en el proceso de aprendizaje. Por último, veremos qué podemos hacer para utilizar el error como oportunidad de aprendizaje.

 

TIPOS DE ERRORES

No todos los errores son iguales. Aquí va un ordenamiento de errores que puede ser de utilidad:

  1. Descuidos. Los estudiantes leyeron muy rápidamente las instrucciones, no revisaron sus respuestas antes de entregarlas, etc.
  2. Errores superficiales. Un estudiante no recuerda un concepto o palabra clave, confunde el nombre de los conceptos. En algunos casos, los estudiantes pueden darse cuenta por sí solos de estos errores si se les da la oportunidad de justificar o revisar su trabajo. También el docente puede corregirlos fácilmente sugiriéndoles una parte del libro, guía o video donde está la información que necesita (“te sugiero ir a la página 40 donde están los nombres de los personajes”).
  3. Ideas erróneas. Aquí los estudiantes están teniendo dificultades en entender lo central del objetivo de aprendizaje (ejemplo, X).

 

¿PARA QUÉ SIRVE EL ERROR?

A continuación te presentamos, algunos beneficios que tiene trabajar los errores en la clase:

  • Ayuda a identificar dónde se encuentra el estudiante en su camino al objetivo de aprendizaje: qué comprende, qué (no)es capaz de hacer.
  • Permite focalizar la retroalimentación. En vez de retroalimentar de manera general, sobre temas que a los estudiantes podría no hacer sentido, el error nos ayuda a focalizar la atención en lo más importante que el estudiante necesita para continuar avanzando.
  • Cuando identificamos los errores a tiempo podemos ayudar a que nadie se quede atrás.
  • Permite a los estudiantes reelaborar y mejorar sus estrategias (incluso si tienen alto desempeño).

 

 

¿QUÉ PUEDES HACER EN EL AULA?

Levanta evidencia de aprendizaje

Puede parecer obvio, pero los errores no siempre son visibles. Por ejemplo, cuando hacemos muchas preguntas cerradas en vez de preguntas abiertas, el error es difícil que aparezca. También ocurre que el error se ve al final del proceso, una vez que el profesor revisó el trabajo y ya no hay posibilidades de mejorar. Así, cuando significamos al error como algo que no tiene reparación y que determina tu desempeño final entonces transmitimos la idea de que el error es algo fijo, no modificable.

 

Para hacer visibles los errores, se necesita levantar evidencia de aprendizaje. Frecuentemente asumimos que los estudiantes han aprendido lo que hemos enseñado. Sin embargo, cobertura curricular no es lo mismo que aprendizaje (doloroso, pero verdad). O, dicho de otra forma, el hecho de que lo hayamos enseñado no significa que lo hayamos aprendido.

 

Por eso nos tenemos que asegurar que los estudiantes han aprendido lo que nos importa que aprendan. Queremos compartir esta actividad llamada Chequeo del entendimiento (Sherrington, 2019). Cuenta con 5 pasos que puedes implementar en tus clases para levantar evidencia de aprendizaje y así identificar errores en las ideas de tus estudiantes.

 

Para utilizar el error como oportunidad de aprendizaje, es necesario crear en el aula una cultura en la cual los estudiantes se sientan “invitados a compartir el proceso mental de sus respuestas y lo que comprenden” (Birenbaum et al., 2011, p. 36; Harris & Brown, 2013). ¿A qué se refiere con que los estudiantes compartan el proceso mental de sus respuestas?  Que los estudiantes por ejemplo justifiquen cómo llegaron a su respuesta. Que los estudiantes sean capaces de aplicar la transmisión para revisar lo que hicieron y eso transparentárselo a ustedes como docentes. Eso les permite a los docentes identificar dónde o cuándo se produjo el error.

 

Analizar la causa de los errores

Una vez que has identificado los errores que han cometido tus estudiantes, no pases directo a la acción. Eso solo te llevará a actuar sobre los síntomas, pero no sobre la causa de los errores. Primero, es necesario analizar por qué se produjeron los errores y tomar decisiones pedagógicas para abordar esas causas. Para eso, te dejamos este flujo que puedes llevar a cabo de manera individual o en reuniones colaborativas con tus colegas (pincha aquí para descargar una versión digital).

 

Incorpora espacios de práctica y retroalimentación

Tanto la práctica como la retroalimentación son esenciales para desarrollar la expertiz en cualquier ámbito (Ambrose et al., 2010). La práctica sin retroalimentación no sólo es desmotivadora, sino que refuerza los errores (Metcalfe, 2017). Por otro lado, la retroalimentación sin práctica no tiene sentido: sin oportunidades para corregir los errores, los alumnos no mejoran. En resumen, "asegúrese de que los alumnos tengan amplias y repetidas oportunidades de practicar las habilidades clave, garantizando que las tareas sean lo suficientemente difíciles como para suponer un esfuerzo, pero no tanto como para desanimarles" (Norman & Lotrecchiano, 2021, p. 5).


Además, incorporar espacios de práctica y retroalimentación favorece que el estudiante experimente por sí mismo que puede mejorar su trabajo a partir de un error. No basta con frases motivadores para que los alumnos(as) vean el error como algo positivo. Decir “Tú puedes”, “solo pon más esfuerzo”, “todos podemos ser mejores”, sin otorgar algún apoyo, solo generará frustración (“se supone que puedo, confían en mí, pero la verdad es que no soy capaz”).

Revisa las cápsulas donde se resume el Capítulo 1 del LIRMI LIV, en ellos  podrás observar métodos para solucionar errores en los estudiantes 👇

 

Referencias: